martes, 24 de noviembre de 2009

Memoria

Hoy vi la luz de tu ventana encendida y entonces me acordé...

Recordé el día que te pedí que jugáramos a nosotros dos. Que jugáramos a irnos a aquel lugar en el que no hay tiempos ni espacios. Ese lugar que va más allá de lo material y lo palpable. Recordé lo que fue por primera vez sentir tu abrazo... lo grande que fue sentir tu abrazo.

Recordé la sopa y la ensalada. Recordé después las citas en las olas y en los sueños; las horas contemplando el agua y el cielo... el sol postrado sobre el perfecto matiz de tu figura.

Recordé la primer sonrisa que me regalaste y también la que me arrebataste. Recordé la tesitura de tu risa y tus ojos traviesos... tus manos inquietas y los dedos de los pies. Recordé lo que fue caminar un rato junto a ti; lo que fue compartir un respiro, una mirada, un secreto... nuestro secreto...

Y es que llevarte aquí en silencio, pensarte furtivamente en las mañanas y encontrarte solamente en mis sueños, es lo que te ha hecho cada vez más perfecto.

Cerré los ojos y te vi ahí. Dentro de mí. Entonces sentí una sutil pero constante sensación que emanaba de mi cabeza y comenzó a recorrerme. Pasó por mis párpados y se aisló en mis ojos; paseó por mi nariz. Se mudó luego a mi boca y escurrió por mi cuello... caminó después por mis hombros, pasó por mi pechoy mis brazos, y fue cubriéndome como si un balde de un espeso líquido fuera congelando mis movimientos. Luego bajó por mi torso y pasó por mi vientre. Avanzó lentamente por mis piernas y resbaló por mis muslos. Así bajó y se detuvo en mis rodillas. Corrió hacia mis pies y se asentó en mis plantas... Un escalofrío entonces llevó esa sensación de nuevo a mi cabeza... Todo volvió a empezar... otravez.. y otravez... y otravez...

Luego silencio... entonces rompí en llanto. Rompí en llanto pues al fin me golpeó; esa realidad me golpeó... esa que después de tanto tiempo ha sido revelada ante mí. Esa que mis sentidos en infinitas ocasiones me manifestaron pero que yo ignoré. Esa que hoy me reafirman y finalmente logro ver. Entonces me sentí ingenua, idiota...

Hoy, después de todo este tiempo, seguimos siendo sólo un encuentro a destiempo; hoy, después de tanto silencio, debo confesar que realmente te amé...