lunes, 20 de octubre de 2008

Inspiración


Argentina, tierra del vino y el Tango; de los bohemios y los cortes. Mi descanso de la realidad. Sabres, olores y sensaciones distintas, nuevas. 
Córdoba mi ciudad, mi segundo hogar. Este país y esta entidad me han dado experiencias que nunca podré olvidar.
Caminar por estas calles, llenas de árboles y cantores invade mi alma de satisfacción, me invita a la meditación, a la introspección.
Una lágrima y una medialuna abren ahora mi apetito por las mañanas. Aprendí a abandonar las banalidades, el egoísmo; aprendí a estar abierta al conocimiento, a abosrber hasta el más mínimo detalle, a estar dispuesta a ser una alumna fiel de la vida y la naturaleza.
El mate, el mate mi maestro. Esta bebida es todo menos una bebida. Es el símbolo de la unidad, de la hermandad. Nos invita a compartir, conversar, conocer. Representa mi envidia de un propio símbolo nacional. Acá todos tomamos mate: los niños, los adultos, los extranjeros, los estudiantes, los profesionistas, los políticos, los peronistas y hasta los reos.
Los grandes parques y plazas, junto a los antiguos edificios muestran un ambiente histórico. Un paseo por éstos dan la sensación de volar sobre el asfalto; incita a un sueño despierto sobre los personajes que habrán dado los mismos pasos alguna vez... 
Paisajes hermosos: Salta, Jujuy, Mendoza, Iguazú, Calafate... Impetuosos escenarios que nos muestran lo más noble y caudaloso de la naturaleza.
Las conglomeraciones de gente en el Paseo del Buen Pastor y tomar mate mientras se aprecian los sincronizados bailes de las aguas simboliza una de las más arraigadas costumbres de esta ciudad. La armonización de grupos de distintas tendencias en Patio Olmos es uno de los espectáculos más complejos que mis ojos hayan alguna vez observado: los pelones bailan breakdance, los emos en círculos reclaman inconformes, los skatos rompen el orden y algo más, los chetos parados unos junto a otros, en una especie de fuerte, aventando miradas homicidas a todos aquellos que se les muestran indiferentes; no falta el solitario que asiste solo con la intención de disfrutar del gratuito y fenomenal programa.
Las tiendas de libros de segunda mano se han convertido en mi pasatiempos favorito; puedo pasarme horas ahí dentro, especialmente en aquellas revueltas que dan la sensación de que en el momento en que yo entre una docena de libros saldrán escupidos por la ventana. No los compro, solo los visito y ellos me permiten adentrarme en su espacio por unos momentos; los cierro y mientras los dejo despiden un olor que me enamora, tal parece que lo hacen con intención de que vuelva.
Gente extraordinaria: alemanes, franceses, holandeses, mexicanos, estadounidenses.. Acá todos somos uno: somos extranjeros, somos aprendices, presa del conocimiento, de lo nuevo, del descubrimiento. Somos hermanos, hermanos de sentimiento, de añoranza de nuestra tierra, de perplejidad constante, de sensaciones inéditas. Somos compañeros de agradecimiento, de oportunidad.
Estos recientes lazos dan la sensación de ser inquebrantables. Se ha forjado un gran sentimiento; el tiempo es corto, pero la calidad es desmedida. Vivir un proceso como este, estar lejos de casa, del círculo, de la rutina, junto con totales desconocidos resulta en una gran amistad: momentos irepetibles, experiencias memorables y aprendizajes colectivos nos unirán para siempre.
Mochilera es mi nueva moda, mi estilo de vida. Cada fin de semana es una oportunidad: ver, saborear, tocar, absorber cosas distintas. Altagracia, Mina Clavero, Villa General Belgrano, Carlos Paz... Pequeñas y hermosas ciudades que han visto mi flash recorrerlas de arriba a abajo, una y otra vez...
El fernecito y la Mona acá van de la mano. No se concibe uno sin el otro. El Cuarteto es el baile que nos invita a la diversión, es la expresión máxima del cuerpo cordobés. No se abandona la ciudad sin experimentar un cuartetazo de La Mona Jiménez y un Fernet con Coca: figura de la imagen local.
Hoy me despido con el corazón destrozado y mi ser lleno de experiencias. El sentimiento que he desarrollado por estas tierras va mucho más allá de la satisfacción de un simple viaje. Éstas significan tantos aprendizajes, lecciones de vida; lo único que puedo sentir de todo esto es amor: amor por Argentina, por su gente, por mis compañeros...
Aquí aprendí a ser humilde, a tomas mis propias decisiones, a ser responsable, no porque alguien me lo diga o se me obligue, sino porque yo lo decido. Aprendí que mi ser estaba ansioso por aprender, por saber y conocer; que es un largo camino el que aún me falta por recorrer. Aprendí a ser mi compañera, mi amiga, mi cómplice, mi consejera; aprendí a levantarme después de estar en el suelo; a caerme otravez y curarme el dolor; aprendí a disfrutar mis momentos de soledad: Leer un buen libro, salir a caminar, escuchar música, escribir, cocinar...
En fin, son tantas las cosas que hoy tengo por agradecer. Y me despido, con una inmensa tristeza pero una gran satisfacción; satisfacción de haber pasado los meses hasta ahora más importantes de mi existencia: los más complejos, los más difíciles, los más divertidos.
Hoy estoy segura de que tengo las herramientas para lograr mis metas, para llegar a ser la mujer que quiero ser. Estoy orgullosa de lo que he logrado e inmensamente agradecida por todas las oportunidades que se me han brindado.
Gracias... Es lo único que me queda por decir; gracias a mis padres, a mi familia, a mis amigos, a mis compañeros, a mis maestros... Gracias Argentina.

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